divendres, de maig 12, 2006

Anclas II

I remember (2)

Si el primer año habíamos estado en la Costa Brava, el segundo año, año de gloria en el que "ya" vivíamos juntos (y revueltos) todos, ¿eh? el capi con sus dos circunstancias y yo misma con mis tres, así pues, éramos siete. Como los siete magníficos, más o menos. Y entonces adoptamos un perro... por lo tanto, pasamos a ser ocho.

Los niños empezaron a decir, allá por febrero, que querían "cruzar"... que querían ir a "ses illes" o sea, a Baleares. Y yo empecé a temblar como un flan. Si era duro costear, ¿cómo no iba a ser duro "atravesar"?... pero en fin...tuve cinco meses para irme haciendo a la idea y por fin... atravesamos y llegamos a Menorca.

La travesía fue maravillosa, con todos los tópicos/típicos, o sea: saludos de los delfines, puesta de sol maravillosa, viento que nos permitió navegar a vela la mayor parte del tiempo, mar llana, vista de alguna que otra tortuga (quedan pocas) pesca de un bonito bonito (si: que el bonito era muy bonito y además estaba muy rico, que sobró porque era una besttia enorme y de las sobras hicimos croquetas al día siguiente y ...ufff...qué croquetas!) en fin... algo para recordar (ya sé que suena a título de película, pero en cualquier caso me lo habrán plagiado "ellos" a mí)...

Y va de anclas (again)... por aquel entonces en Maó, si te querías quedar en el puerto, tenías que echar el ancla por la popa y amarrarte a puerto por la proa (o al revés), de manera que cuando te querías ir, tenías que subir el ancla de nuevo, porque claro, no ibas a cortar la cadena... bueno. Ocurió que llegó un velero que se situó a nuestro lado justamente. El capi, cuando lo vio maniobrar, pensó en voz alta: "este nos dará problemas". Le pregunté, pero el hombre no quiso preocuparme y me dijo que a veces hablaba solo (esta faceta aun no se la conocía) y me olvidé del incidente.

A la mañana siguiente, cuando todos nuestros churumbeles estaban a punto, nos dirigimos a la popa para subir el ancla (recuerden: el molinete "a pilas"). "La cosa" pesaba tantísimo, que no había manera de levantarla (el aaaancla)... y entonces el capi, muy concentrado él, soltó: -" ya lo dije, yo, que éste nos traería problemas"- y como que esta vez se dirigía a mí directamente y no a su misma persona, deduje que no estaba hablando solo y que esta vez sí que había algo que me quería comunicar. Agucé el oído, por aquello de los gritos y susurros de que hablaba el otro día. Y me gritó: - "QUE ÉSTOS TIENEN EL ANCLA CRUZADA CON LA NUESTRA"... y de eso sí que me enteré.

Total, que decidió que yo me quedara a la caña y que sería él mismo, junto al molinete a pilas, quien levantaría aquellas DOS anclas, porque la gente del barco de al lado se limitaban a encogerse de hombros, en lugar de tratar de ayudar, los muy bordes...

No hubo manera, así que el hombre del barco de al lado acabó tirándose al agua para desenredar las cadenas. Una vez desenredadas (estoy abreviando, porque la maniobra duró como una hora) el capi seguía en popa y yo seguía a la caña, en absoluta tensión, esperando órdenes.

Tengo que hacer un inciso, señores (I'm sorry) --> en el Menjavents, por no me explico qué extraño misterio, la marcha atrás entraba apretando una palanca o comosellame hacia adelante y la marcha adelante, entraba apretándola hacia atrás. (Mandan huevos) O sea: parece ser que el mecánico que montó el motor, lo hizo al revés, o yo qué sé qué, porque la cuestión era que había que acordarse de que para ir hacia adelante, había que empujar hacia atrás y para ir hacia atrás, había que empujar hacia adelante... cosa muy fácil en momentos "normales" pero muy difícil en momentos de absoluta tensión...

No me pregunten por qué, pero en un momento dado, mi capi me gritó: - ¡ATRÁS!
Yo le di a fondo hacia atrás, de forma y manera, que el Menjavents, obediente él, que ya dije que era de aluminio, empezó a ir a toda leche hacia adelante.

Por aquello tan manido de la ley de Murphy, y tampoco sé muy bien por qué, ya que todo ocurrió en fracciones de segundo, de pronto veo enfrente nuestro una megamotora (de plástico, o poco menos, pero mega) con un marinero con cara de pánico que llevaba una enooooooooorme defensa y que no sabía donde poner...

Al mismo tiempo oigo enfrente mío una potente voz que me dice: ¿QUÉ HACES? CAGOEN (no voy a nombrar aquí todo lo que nombró mi capi)...

Me quedé petrificada. Los pies clavados en el suelo, las manos a la caña y el Menjavents avanzando a toda ostia hacia la megamotora. Los niños, boquiabiertos y con unos ojos como platos. Perdí la noción del tiempo pero mi capi, en dos brincos, se situó a mi lado y le dio a la palanca hacia adelante, para que el barco retrocediera. Y lo hizo. Y entre lágrimas y totalmente paralizada, vi cómo los niños respiraban, vi cómo el marinero de la megamotora se secaba el sudor de la frente y vi la cara de mi capi mirándome fijamente.

Salimos de allí y ya más calmado, el capi me comentó algo que no había hecho antes (fallo suyo, jope) y es que cuando me diera una orden de maniobra... siempre, siempre, se referiría al barco. Ni palancas ni gaitas. El barco es el que "tiene que" maniobrar. Y yo era la que me tenía que aprender las maniobras..... ¡menos mal que el Swing tiene un motor "normal" montado "normalmente"!

En fin, otra historia para no dormir, rescatada directamente de la memoria. Porque esta jamás la había escrito.

Montse/Swing/Arare